16 June, 2012 20:56

 

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REVISTA CRECIMIENTO INTERIOR N° 38

Año 4, mes de Diciembre de 1997

Revista Crecimiento Interior Nº 38, Año 4, Diciembre de 1997

 

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LAS FLORES DE BACH: White Chestnut

La mente humana, esa compleja parte de nuestro ser, puede convertirse en nuestra mejor amiga si aprendemos a usarla en forma positiva. No obstante, los pensamientos pueden ser un factor esencial de estrés si permanentemente se desvían hacia nuestras preocupacione...

UNA CUESTION DE ENERGIAS

Eran las dos de la tarde y la temperatura en la ruta era elevada. De pronto lo vi empujando el coche. Daba pena, se lo notaba cansado, agobiado, mientras empujaba un automóvil verde tapado por la suciedad, apenas se notaba que era un Renault 18. No pude evitar detenerme para ayudarlo. Mi pregunta fue demasiado obvia...

AROMATERAPIA: la fuerza de Vetiber

Como ya hemos visto en números anteriores, los aceites esenciales pueden provenir de distintas partes de la planta, dependiendo de cual sea la que posee más enzimas, que son las que producen el aroma. Así podemos encontrar esencias que provienen de las flores, de los frutos y también de la raíz...

Escritos sobre Terapias Florales


Las Flores de Bach
WHITE CHESTNUT

La mente humana, esa compleja parte de nuestro ser, puede convertirse en nuestra mejor amiga si aprendemos a usarla en forma positiva.
No obstante, los pensamientos pueden ser un factor esencial de estrés si permanentemente se desvían hacia nuestras preocupaciones. Cuando se usa la fuerza mental en dilucidar qué hacer con determinadas cosas que uno no logra resolver, la reserva de energías se va agotando a una velocidad vertiginosa pues uno no es consciente que lo que está haciendo en realidad, es energizar aquello que no desea, al mismo tiempo que pone resistencia al fluir natural de las cosas. Independientemente de cuál sea la razón que origina el remolino mental, el desear encontrar una solución racional al problema suele ser la mayor dificultad que uno puede enfrentar. Para estos casos, el Dr. Bach descubrió las propiedades de White Chestnut, que simboliza la pureza mental.
Esta flor de color blanco ayuda a quienes, estando muy preocupados, hacen rondar sus pensamientos sin quererlo en torno a un tema en forma persistente, sin poder encontrar respiro. Piensan en lo que deberían haber dicho o en lo que podrían hacer ante determinadas circunstancias y mientras lo hacen, suelen apretar los dientes o mover las mandíbulas como si rumiaran. En muchas ocasiones, esto lleva incluso al desgaste de los dientes por bruxismo o fricción. El tipo White Chestnut negativo, suele mostrar signos de tensión, sobre todo en el entrecejo y alrededor de los ojos, por la tortura mental que sufre debido a sus fijaciones.
En ocasiones, la persona logra ocupar su mente por unos instantes en algo diferente, pero apenas se distrae, el pensamiento indeseado vuelve a aparecer, instalándose dentro de la cabeza como un disco rayado: da vueltas una y otra vez sobre lo mismo sin encontrar solución alguna. Como resultado, poder concentrarse en lo que es importante en ese momento se torna imposible. En este estado, una persona es incapaz de dormir correctamente, ya que suele despertarse a la madrugada, vuelve a engancharse con sus preocupaciones, y no logra conciliar nuevamente el sueño. Tampoco puede disfrutar lo que le está sucediendo en el presente porque su cabeza sigue rondando día y noche en el mismo tema. Y si finalmente logra dormirse, sueña con sus problemas y al día siguiente se levanta más cansado de lo que se acostó.
La flor del castaño blanco (White Chestnut) ayuda a calmar ese torbellino mental, devolviendo la paz. Desarrolla un estado de armonía que permite a la persona conectarse con su sabiduría interior, dando lugar a una solución más espontánea de los problemas. Da claridad para ver los temas desde otra óptica, tomando distancia. Alivia en consecuencia la tensión del rostro y permite a quien la toma, vivir más relajado y consciente de lo que hace en cada momento. Con White Chestnut el individuo logra utilizar el fuerte potencial de su mente en forma constructiva, ya que una vez en calma, la creatividad aumenta y las respuestas surgen espontáneamente. De este modo las preocupaciones son reemplazadas por acción y la mente está libre para entre otras cosas, poder descansar o mantenerse serena ante nuevos problemas que puedan aparecer.
Esta es una flor muy recomendada también para los estudiantes, que ante una situación de examen, cuando la mente esta abarrotada de conocimientos, parece que es casi imposible concentrarse en la lectura o absorber más. Da claridad y decanta el exceso de ideas para permitir a la persona seguir adelante aumentando su capacidad de concentración. White Chestnut es además una flor muy adecuada para las personas que viviendo en una gran ciudad, se manejan esencialmente con su parte racional y están permanentemente acosadas por numerosas situaciones que exigen una pronta resolución, donde todo apremia y donde la ansiedad y el estrés está a la orden del día. Las soluciones rápidas llegan sólo en una mente atenta o concentrada y White Chestnut da la posibilidad de lograr ambas cosas.
Las personas de tipo White Chestnut necesitan aprender a canalizar esta energía psíquica que los bloquea a través del movimiento, porque el hecho de centrarse siempre en los pensamientos puede traer mucha rigidez, en especial en la zona de la cabeza (jaquecas), las mandíbulas (bruxismo) y los hombros (nudos y tensión), que son las que más captan la tensión mental. El trabajar con el movimiento del cuerpo descentraliza dicha energía en dos formas: redistribuye aquella que nos es útil y libera el exceso. Obviamente si se realizan movimientos repetitivos o que requieran demasiado esfuerzo, esto sólo aumentaría la tensión. Lo ideal son los movimientos suaves (natación, Yoga, Tai-Chi-Chuan, etc).
White Chestnut fue una de las últimas esencias descubiertas por Edward Bach probablemente la 32º de las 38 que componen su sistema. Representa una fuente de conocimientos verdaderos ligados a la esencia del alma de cada persona. Trae Luz al entendimiento, conectándonos con la parte Divina de nuestro ser.
En suma, esta flor nos lleva a comprender aquella frase que dice: "somos lo que pensamos" y a lograr percibir la divinidad en nuestro interior, conectándonos con la Luz del Entendimiento, superando por tanto las limitaciones de nuestro racional.

Así pues, vemos que nuestra victoria sobre la enfermedad dependerá principalmente de lo siguiente: primero, hay que tener conciencia de la Divinidad que hay dentro de nosotros y de nuestro consiguiente poder de superar las adversidades; segundo, hay que saber que la causa básica de la enfermedad obedece a la falta de armonía entre la personalidad y el alma; tercero, hay que tener la voluntad y la capacidad de descubrir el defecto que causa semejante conflicto; y en cuarto lugar, hay que suprimir ese defecto desarrollando la virtud contraria.
Edward Bach

Autores: Staff de la Revista Crecimiento Interior.

Revista Crecimiento Interior Nº 38, Año 4, Diciembre de 1997



Cuentos

UNA CUESTION DE ENERGIAS

Eran las dos de la tarde y la temperatura en la ruta era elevada. De pronto lo vi empujando el coche. Daba pena, se lo notaba cansado, agobiado, mientras empujaba un automóvil verde tapado por la suciedad, apenas se notaba que era un Renault 18. No pude evitar detenerme para ayudarlo. Mi pregunta fue demasiado obvia:
- ¿Qué le pasa mi amigo?.
La respuesta fue obvia también:
- No anda, y agregó -Hace dos kilómetros dejó de funcionar y no anda, no quiere andar, me dejó tirado en la ruta, así que me puse a empujarlo.
Lo ayudé a empujarlo un poco, y ya cansado le pregunté:
- ¿Hasta dónde piensa empujarlo?.
- Hasta la próxima estación de servicio contestó.
- Pero eso no tiene sentido, dije exaltado, pues no veía hasta donde llegaba mi vista nada parecido a una estación de servicio.
- ¿Por qué? -dijo él. El coche no tiene combustible y por lo tanto tengo que empujarlo hasta el lugar donde pueda reponerlo. Si encuentro una estación de servicio mejor y si no un lugar que venda kerosene, thinner o cualquier otro combustible. Y agregó mientras me guiñaba un ojo:
- Cuando le pongo kerosene, o thinner, el motor pistonea un poco y recalienta, pero anda igual ¿sabe? Y a modo de conclusión dijo con una sonrisa traviesa: - Me avisaron que si seguía haciendo eso se iba a romper el motor, pero anda igual. Parece mentira, no importa cuánto lo maltrate, hasta aquí siempre anduvo igual.
Me quedé pensando un minuto y luego fui hasta el baúl de mi coche, del cual saqué un bidón de thinner que tenía para un trabajo de pintura. Se lo mostré, su rostro se iluminó y presuroso le puso todo el contenido del bidón en el tanque de nafta de su coche, e intentó arrancar el coche sin éxito. Luego se rascó la cabeza y pensativo me dijo: - Ahora no sé realmente qué le pasa a este coche ¿Por qué no quiere andar, si le puse lo que necesitaba?.
Lo salude y lo dejé solo con su concepto de cómo tratar un coche. Evidentemente, o estaba loco o no le preocupaba quedarse sin el vehículo, o aún si lograba que funcionase, nunca lograría las prestaciones para las cuales estaba diseñado. Ese vehículo nunca andaría bien.
Subí a mi auto y mientras seguía manejando pensé en lo tonto que era ese señor. Y a medida que recordaba lo sucedido iba indignándome cada vez más con la situación: como era posible que descuidase tanto a su vehículo, cómo no se daba cuenta que del tipo de combustible que le colocase dependería que llegase o no a destino. Cómo podía ponerle un combustible que pusiese en peligro la misma vida del motor. En fin cómo podían existir personas tan desaprensivas.
Reafirmando lo dicho, dese otro lugar de mi mente escuché una voz que me decía - ¿No existía un manual de mantenimiento del vehículo que le garantiza las máximas prestaciones si se seguían unas simples normas de cuidado? Y mientras trataba de continuar con esta serie de cargos en contra del conductor del Renault 18, sentí un dolor en el estómago que me obligó a parar mi coche.
No fue difícil encontrar la causa, si bien no me gustó lo que encontré. Miré el reloj del tablero del coche, eran las tres de la tarde, y desde que había salido de la ciudad de Salta, el día anterior a la madrugada, no había dormido, ni comido otra cosa que unas galletitas de grasa y tomado unos cuantos litros de gaseosa a pesar de haber manejado más de 1.500 km.. Una voz en mi interior se preguntó si no estaba exigiendo demasiado a mi cuerpo, otra voz le contestó que a mí realmente me enorgullecían estos desafíos que planteaba conmigo mismo. Dos días sin dormir y ver como el cuerpo me seguía respondiendo. Comer y tomar lo que me viniese en gana y sentirme fuerte como un toro. Pero ahora por primera vez el cuerpo se quejaba.
Cuando el dolor cesó un poco busqué en el asiento posterior la botella de bebida "cola" que me había calmado la sed durante todo el día. La botella había quedado en la luneta de atrás y estaba caliente, de todos modos tomé de golpe un buen sorbo, me comí las últimas tres galletitas y seguí manejando pensando en que seguramente luego de la siguiente curva iba a encontrar un parador en la ruta donde comer un chorizo, y tomar un poco de vino tinto.
Volví a manejar unos kilómetros y tuve que detenerme de nuevo, pues me sentí peor aún. Me paré a un costado de la ruta y a los tumbos me dirigí mareado hacia el primer árbol que encontré, llevando conmigo la botella de gaseosa.
Descansé unos minutos a la sombra, tomé lo que quedaba de la gaseosa y luego me puse a caminar por la ruta, Eran las cuatro de la tarde con una temperatura cercana a los cuarenta grados. Al rato sentí detrás de mí el ruido de un coche que se acercaba, y que luego frenaba suavemente al lado mío. El conductor que me había visto caminando en zig zag, cansado, agobiado, se acercó a ayudarme.
Su pregunta fue demasiado obvia:
- ¿Qué le pasa mi amigo?.
La respuesta fue obvia también:
- No ando bien, y agregué -hace unos minutos empecé a sentirme mal y no soy capaz de llegar manejando hasta la próxima estación de servicio que seguramente tendrá un bar, por eso quiero ir caminando. Mientras le decía esto intentaba seguir mi camino a los tumbos por el costado de la ruta. El conductor me ayudó a caminar unos metros y ya cansado me preguntó: -¿Hasta dónde piensa ir?.
- Hasta la próxima estación de servicio, contesté.
- Pero eso no tiene sentido, dijo exaltado. Pues no veía, hasta dónde llegaba mi vista nada parecido a una estación de servicio.
- ¿Por qué? dije yo, mientras me caía al piso semi desmayado del hambre. En esos momentos me pareció ver de nuevo al conductor del Renault 18 que mientras me guiñaba un ojo me decía: - Pistonea un poco, recalienta, pero anda igual ¿sabe? Y agregaba con una sonrisa traviesa. - Me avisaron que si seguía haciendo eso se iba a romper el motor, pero anda igual. Parece mentira, no importa cuánto lo maltrate, hasta aquí siempre anduvo igual.
Luego una fuerte puntada en el estómago me hizo retorcer y perder la visión. Finalmente en medio de una nube, volví a ver al conductor del Renault 18 que se rascaba la cabeza y pensativo me decía:
- Ahora no sé realmente qué le pasa a este coche. ¿Por qué no quiere andar, si le puse lo que necesitaba? Y mientras escuchaba estas palabras, un nuevo retorcijón me hizo apretar fuerte la botella de gaseosa que tenía en la mano.


Revista Crecimiento Interior Nº 38, Año 4, Diciembre de 1997.

Autor: Dr. Dino Ricardo Deon
Extraído del libro "Los cuentos de Dino".

 

Escritos sobre Aromaterapia

LA FUERZA DEL VETIBER

Como ya hemos visto en números anteriores, los aceites esenciales pueden provenir de distintas partes de la planta, dependiendo de cual sea la que posee más enzimas, que son las que producen el aroma. Así podemos encontrar esencias que provienen de las flores, de los frutos y también de la raíz.
El aceite de Vetiber, cultivado en la India y también de las islas del Caribe, pertenece al grupo de esencias extraídas de la parte no visible de la planta. Se trata de una raíz muy retorcida, que se asemeja a la forma que toma la energía del Plexo Solar cuando se bloquea. Este chakra o vórtice de energía ubicado en el punto que corresponde a la boca del estómago, es el centro de las emociones. Por ese punto ingresan al cuerpo todas las sensaciones que provocan los estímulos externos. El Plexo suele congestionarse cuando la persona se estresa o no se relaja lo suficiente en forma habitual, cuando atraviesa períodos de muchos miedos o preocupaciones y también al permanecer por largos períodos en las grandes ciudades, en los que absorbe inconscientemente gran parte de las energías negativas del entorno. Esto último se explica porque quienes no conocen técnicas de limpieza para el Plexo, purifican su Plexo espontáneamente cuando están en contacto con el aire puro de la naturaleza. Al obviarse esto, el resultado es la congestión energética.
La forma que adquiere un Plexo Solar congestionado, es muy similar a la de la raíz del Vetiber: se retuerce, se enmaraña, y la energía no puede circular en forma apropiada, y en algunos casos se bloquea completamente. Como resultado la persona siente que no encuentra la solución a sus temas, como si no pudiera poner los pies sobre la tierra, o que las cosas se le escapan de las manos. Esto produce un estado permanente de ansiedad sin una explicación lógica que la justifique, síntomas negativos que corrige o neutraliza esta esencia de tierra.
El aceite esencial de Vetiber es el preferido de los hombres por su aroma fuerte a madera, ligeramente ahumado pero muy cálido. Muchos perfumes masculinos de conocidas marcas están hechos a base de este aroma. Sus propiedades antisépticas lo transformaron además, en un componente muy utilizado en lociones para después de afeitar.
En su uso aromaterapéutico, el Vetiber se aplica (diluido en un aceite base porque es muy fuerte) en masaje sobre el Plexo para descongestionarlo, haciendo que la persona se sienta mejor, más liberada, y también más afirmada al suelo. Da impresión de realidad cuando asaltan estados negativos. Por otra parte, sus cualidades sedantes, hacen de él un aceite especial para combatir el insomnio por ansiedad y stress. Pero esa misma propiedad nos indica que no debe usarse previo a actividades que requieran concentración, como por ejemplo, antes de conducir un vehículo durante un viaje, o de realizar un trabajo de precisión.
Una recomendación. Este aceite suele aparecer a la venta adulterado o mezclado con otros aromas. Las esencias naturales, aún si son aromas Yang, deben dar la sensación de envolvernos con su perfume. En cambio las artificiales o no puras, golpean la nariz produciendo un ligero rechazo por su aroma demasiado penetrante. Esto se percibe con la práctica, pero si el olfato no está lo suficientemente desarrollado para distinguirlas, es mejor recurrir a marcas de aceites esenciales conocidas por su pureza y así se evitarán problemas.

Autores:Staff de la Revista Crecimiento Interior

Revista Crecimiento Interior Nº 38, Año 4, Diciembre de 1997

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

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